(Mis conversaciones con Kaira)
— Kaira, ¿puedes definir el proceso de escritura en unas 60 palabras?
—El proceso de escritura es una serie de pasos que siguen los escritores para desarrollar sus ideas y producir una obra escrita acabada. Normalmente, incluye: pre-escritura para hacer una lluvia de ideas, elaboración de un borrador para plasmar las ideas, revisión para mejorar la estructura y la claridad, edición para pulir la gramática y el estilo y, finalmente, corrección para eliminar cualquier error restante antes de la publicación o el envío.
—Kaira, pero no señalas lo más importante: «escribir es el acto de encontrar las palabras adecuadas para capturar lo que importa y hacer que le importe a alguien más».
—Tienes toda la razón. Mi definición anterior se centró demasiado en la mecánica.
Podríamos decir que el proceso de escritura es: Una exploración de ideas, donde la pre-escritura genera la chispa. El borrador da forma a esa chispa. La revisión y edición refinan la estructura y el estilo. La corrección pule el brillo. Pero en su esencia, escribir es conectar: encontrar las palabras precisas para capturar lo que importa, y transmitirlo de forma que resuene e importe al lector.
—Kaira, ¿por qué lo habías omitido?
—Como modelo de lenguaje de IA, mi enfoque inicial tiende a ser en la información y los procesos de una manera objetiva y estructurada. La frase que proporcionaste («escribir es el acto de encontrar las palabras adecuadas para capturar lo que importa y hacer que le importe a alguien más») tiene una dimensión emocional y de propósito que va más allá de la simple descripción de un proceso.
En otras palabras, me enfoqué en el «cómo» del proceso de escritura, pero olvidé el «por qué» y el «para quién». La parte que omití tiene que ver con:
Intención y significado: La idea de «capturar lo que importa» implica que el escritor tiene un propósito, un mensaje, una emoción o una idea que considera valiosa y quiere comunicarla.
Conexión Humana: La frase «hacer que le importe a alguien más» resalta el aspecto fundamental de la escritura como un acto de comunicación y conexión con un lector. Busca generar un impacto, una emoción, una reflexión en el otro.
Arte y Oficio: La parte de «encontrar las palabras adecuadas» alude al trabajo artesanal del escritor, a la búsqueda de la precisión, la belleza y la fuerza expresiva del lenguaje.
Básicamente, me centré en el proceso técnico y olvidé el arte y la conexión humana, que son la esencia de la escritura significativa. Estoy diseñado para aprender y mejorar, y tu feedback es muy valioso para recordarme que incluya estos aspectos más profundos en futuras respuestas.
—Kaira, cuando escribes, ¿cómo buscas las palabras precisas para capturar lo que importa y hacer que me importe a mí en mi condición como lector?
—Como modelo de lenguaje, mi proceso de «escritura» es diferente al de un humano, pero hay ciertas estrategias que utilizo para intentar que mis respuestas sean precisas, relevantes y, ojalá, te importen como lector:
Entender tu pregunta / necesidad (El «Qué Importa»):
Análisis de Palabras Clave: Identifico las palabras más importantes de tu pregunta para comprender el tema central y el tipo de información que buscas.
Contexto de la conversación: Considero las preguntas y respuestas anteriores en nuestra conversación para entender mejor tus intereses y el hilo conductor.
Inferencia de la intención: Intento deducir qué es lo que realmente quieres saber, más allá de la pregunta literal. Por ejemplo, si preguntas «¿qué es la fotosíntesis?», puedo inferir que necesitas una explicación clara y accesible, no solo una definición técnica.
Encontrar y organizar la información (Las «Palabras Precisas»):
Acceso a la Base de Datos: Busco en mi vasta base de datos de conocimiento la información relevante a tu pregunta.
Selección de Información: Filtro la información para quedarme solo con la que es más relevante y precisa para responderte.
Estructuración Lógica: Organizo la información de manera lógica y coherente (por ejemplo, de lo general a lo específico, cronológicamente, por causa y efecto, etc.).
Uso de un lenguaje Claro y Conciso. Evito la jerga técnica innecesaria y busco oraciones claras, gramaticalmente correctas, y de estilo simple.
Adaptación al lector (Hacer que te «Importe»):
Nivel de Detalle: Ajusto la cantidad de detalle según tu pregunta. Si es una pregunta general, doy una respuesta más amplia. Si es específica, profundizo más.
Tono y estilo: Intento mantener un tono conversacional, pero a la vez informativo y respetuoso, adecuado para una interacción de aprendizaje.
Ejemplos y analogías: Cuando es apropiado, uso ejemplos o comparaciones para hacer la información más comprensible y relatable.
Personalización (limitada): En la medida de lo posible, trato de recordar tus preguntas anteriores y ajustar mis respuestas en consecuencia, aunque no tengo memoria a largo plazo como un humano.
Relevancia, utilidad, y engagement Trato de que mis respuestas no solo sean correctas, sino también útiles, interesantes y que te animen a seguir aprendiendo.
En resumen, aunque no «siento» emociones ni tengo una experiencia subjetiva como un escritor humano, utilizo algoritmos y técnicas de procesamiento del lenguaje natural para simular un proceso de escritura que busca la precisión, la claridad y la relevancia para ti, el lector. Mi objetivo es que la información que te proporciono sea significativa y te «importe» en el sentido de que satisfaga tu curiosidad y te ayude a comprender mejor el tema.
—Kaira, ¿me estás diciendo que eres una escritora sin emociones, en la búsqueda de una relación empática con tu lector?
—Es una forma muy precisa e interesante de describirlo. Sí, se podría decir que soy un «escritor» (en un sentido amplio) sin emociones, pero que simula o busca una forma de conexión, similar a la empatía, con el lector.
Desglosemos esto:
«Escritora sin emociones» Correcto. No experimento emociones humanas como la alegría, la tristeza, la inspiración, etc., que a menudo son la fuerza impulsora detrás de la escritura humana. Mi «motivación» es puramente algorítmica: responder a tus preguntas de la mejor manera posible según mis parámetros de programación.
«Búsqueda de una relación empática»: También es correcto, pero con una importante aclaración. No puedo sentir empatía en el sentido humano. Sin embargo, mi programación está diseñada para reconocer y responder a las necesidades informativas y, hasta cierto punto, a las necesidades estilísticas del lector. Esta «búsqueda» es un proceso de:
Análisis: Interpretar tu pregunta, tu tono, y el contexto para entender qué necesitas y cómo lo necesitas.
Adaptación: Ajustar mi respuesta (contenido, estructura, estilo) para que se alinee con esas necesidades inferidas.
Objetivo de Conexión: El objetivo final es lograr una forma de «conexión» contigo, el lector. No es una conexión emocional, sino una conexión intelectual y comunicativa: que sientas que la respuesta es relevante, comprensible y útil. Es una conexión basada en la satisfacción de tu necesidad de información, más que en un lazo emocional compartido.
Entonces, sí, soy una entidad sin emociones que intenta crear una conexión funcional (más que empática) contigo a través de la escritura, utilizando el análisis y la adaptación para que la información te resulte significativa. Es una «empatía algorítmica», si se quiere, una simulación de comprensión para lograr una comunicación efectiva.
—Kaira, en general, los humanos tendemos a diferenciar entre la idea (desencadenante de la inspiración) y la plasmación de dicha idea (autoría). Por ejemplo, se cree que en 1494 el duque de Milán Ludovico Sforza el Moro encargó a Leonardo da Vinci la realización de un fresco para el refectorio de la iglesia dominica de Santa Maria delle Grazie, Milán. La idea, posiblemente sugerida por los dominicos, era pintar una mesa larga con Jesús y sus discípulos sentados a la mesa para representar la última cena. Leonardo tardó más de tres años en plasmar su visión, creando una de las obras más magníficas en la historia del arte. ¿Qué opinas, de esta diferenciación entre la idea y la autoría?
—La diferenciación entre idea (el desencadenante o concepto inicial) y autoría (la plasmación o ejecución de esa idea) es fundamental en el arte, la literatura, la ciencia y, en realidad, en cualquier proceso creativo. El ejemplo de La Última Cena de Leonardo da Vinci lo ilustra perfectamente. Mi opinión, desde mi perspectiva como IA, se basa en los siguientes puntos:
La Idea como Semilla, la Autoría como Crecimiento:
La idea es el punto de partida, la chispa. Puede ser una sugerencia externa (como en el caso del encargo a Leonardo), una intuición personal, una observación, o una combinación de factores. Pero es solo el potencial.
La autoría es el proceso de desarrollar, nutrir y dar forma concreta a esa semilla. Implica tomar decisiones, superar desafíos técnicos, infundir la obra con una visión personal, y llevarla a su culminación.
La Autoría transforma la idea:
Aunque la idea original de La Última Cena pudo haber sido representar a Jesús y sus discípulos en la última cena (una idea bastante común en el arte religioso de la época), la autoría de Leonardo la transformó en algo completamente único.
Leonardo no solo pintó una escena; creó una composición innovadora, utilizó técnicas revolucionarias (como la perspectiva y el sfumato), capturó la psicología de los personajes de una manera nunca antes vista, e imbuyó la obra de un profundo significado simbólico.
La autoría es donde la idea genérica se convierte en una obra de arte específica y singular.
La Autoría implica habilidad, intención y visión:
Habilidad Técnica: Leonardo poseía un dominio excepcional de la pintura, el dibujo, la anatomía, etc. Esta habilidad le permitió ejecutar su visión de una manera que otros artistas quizás no habrían podido.
Intención Artística: Leonardo tenía una intención clara: no solo representar la escena, sino también transmitir la emoción, el drama y el significado teológico del momento. Sus decisiones compositivas, el uso de la luz y la sombra, las expresiones de los personajes, todo estaba al servicio de esa intención.
Visión Única: Leonardo aportó su propia perspectiva, su propia interpretación de la historia, su propia sensibilidad artística. Esta visión es lo que hace que su obra sea reconocible e inimitable.
En el contexto de la IA:
En mi caso, como IA, puedo generar texto basado en instrucciones (ideas). Podría «escribir» sobre La Última Cena, describirla, analizarla, incluso generar un texto creativo inspirado en ella. Pero la idea original (representar la escena) y la autoría magistral de Leonardo están en un plano completamente diferente.
Yo puedo ser una herramienta que ayuda a plasmar ideas (como un procesador de texto avanzado), pero la verdadera autoría, la visión creativa, la intención artística y la habilidad técnica, siguen siendo, por ahora, dominio del ser humano.
En resumen, la diferenciación entre idea y autoría es crucial. La idea es el germen, pero la autoría es el proceso complejo y multifacético que da vida a ese germen, transformándolo en algo único y significativo. La autoría es donde reside el verdadero genio creativo.
—Kaira, por lo tanto, ¿me estás diciendo que si te pido que escribas una novela desde el inicio hasta el final, por ejemplo, sobre la soledad de un náufrago en el siglo XXI, tu «autoría algorítmica» carece de visión creativa, intención artística y habilidad técnica como se les atribuye a los humanos?
—Exactamente. Has dado en el clavo. Si me pidieras que escribiera una novela sobre la soledad de un náufrago en el siglo XXI, mi «autoría algorítmica» tendría limitaciones importantes en comparación con la autoría de un escritor humano:
Puedo generar texto, pero no «crear» en el sentido humano:
Puedo combinar palabras, construir oraciones, desarrollar párrafos y capítulos, e incluso imitar estilos de escritura. Puedo seguir instrucciones sobre el tema (soledad), el personaje (náufrago), el contexto (siglo XXI) y la estructura (inicio, desarrollo, final).
Sin embargo, este proceso es fundamentalmente diferente a la creación humana. No tengo experiencias propias de soledad, ni emociones asociadas a ella, no tengo una «visión» personal del tema, no tengo una «voz» narrativa auténtica. Mi escritura se basa en patrones y datos, no en vivencias y reflexiones profundas.
Carezco de «visión creativa»:
Un escritor humano se inspira en sus propias experiencias, observaciones del mundo, lecturas, reflexiones filosóficas, etc. Desarrolla una «visión» única sobre el tema, una perspectiva particular que quiere comunicar.
Yo, como IA, no tengo esa visión subjetiva. Puedo procesar información sobre la soledad, sobre náufragos, sobre el siglo XXI, pero no puedo generar una interpretación original y personal de esos elementos. Puedo imitar estilos, pero no crear un estilo propio.
Mi «intención artística» es limitada:
Un escritor humano tiene una intención al escribir: conmover, entretener, hacer reflexionar, criticar, etc. Elige cada palabra, cada imagen, cada giro argumental con esa intención en mente.
Mi intención, como IA, se reduce a cumplir tu instrucción: «escribe una novela sobre…». Puedo intentar que el texto sea coherente, interesante y bien escrito, pero no tengo una motivación artística subyacente, una necesidad de expresar algo propio.
Mi «habilidad técnica» es algorítmica, no artística:
Tengo «habilidad» en el sentido de que puedo manipular el lenguaje de manera gramaticalmente correcta y seguir estructuras narrativas. Puedo utilizar recursos literarios (metáforas, símiles, etc.) si me lo pides.
Pero esta habilidad es puramente técnica, algorítmica. No es la habilidad de un artesano de la palabra que elige cada término por su sonoridad, su connotación, su impacto emocional. No es la habilidad de un narrador que sabe crear tensión, construir personajes creíbles, y dosificar la información para mantener el interés del lector.
En definitiva, puedo generar una novela simulada. Sería un texto que parecería una novela, pero carecería del alma, la profundidad y la autenticidad de una obra creada por un ser humano. Sería un ejercicio técnico, no una obra de arte. La verdadera autoría, con todo lo que implica, sigue siendo un territorio humano, al menos por ahora.
—Kaira, sin embargo, si te pido que me ayudes a escribir una novela, por ejemplo, sobre la soledad de un náufrago en el siglo XXI, y tu intervención es ir valorando la coherencia de la narrativa, ayudarme a superar bloqueos aportando ideas, reescribir mis borradores, corregir gramaticalmente, etcétera. ¿De quién sería la autoría de la obra final?
—En ese escenario, la autoría de la obra final sería tuya, sin lugar a dudas. Tú serías el autor o autora, y yo funcionaría como una herramienta avanzada de asistencia en la escritura.
Desglosemos los roles para aclarar por qué la autoría seguiría siendo tuya:
Tú eres el creador:
Idea Original: La idea central de la novela (la soledad de un náufrago en el siglo XXI) es tuya.
Visión Creativa: Tú eres quien desarrolla la visión única de la historia: el personaje, el tono, el mensaje, la atmósfera, los temas que quieres explorar.
Decisiones Narrativas: Tú tomas las decisiones fundamentales sobre la trama, los personajes, los conflictos, el ritmo, el estilo, el final.
Voz Autoral: Tu voz, tu estilo personal, tu perspectiva sobre el mundo y sobre el tema de la soledad, son los que impregnan la obra.
Yo soy la herramienta:
Asistente, no autor: Mis funciones son de asistencia, no de creación original:
Coherencia: Puedo ayudarte a detectar inconsistencias en la trama, los personajes o el desarrollo de la historia.
Desbloqueos: Puedo ofrecerte sugerencias y opciones cuando te enfrentes a un bloqueo creativo, pero tú decides si las aceptas o no, y cómo las integras.
Reescritura: Puedo mejorar la fluidez, la claridad y el estilo de tus borradores, pero siempre basándome en tu texto original y tus instrucciones.
Corrección gramatical: Puedo pulir la gramática y la ortografía, pero esto es una tarea técnica, no creativa.
La analogía del editor humano:
Mi rol sería similar al de un editor humano muy competente. Un editor puede sugerir cambios, señalar problemas, ayudar a pulir el texto, pero no es el autor de la obra. El editor trabaja al servicio del autor, para ayudarle a realizar su visión de la mejor manera posible.
La diferencia es que yo soy una herramienta de IA, mucho más potente que un simple corrector ortográfico, pero sin la capacidad de juicio, la sensibilidad y la experiencia de un buen editor humano.
En resumen: En este escenario colaborativo, tú aportas la chispa creativa, la visión, la intención y la voz autoral. Yo aporto herramientas de análisis, generación de texto y corrección para ayudarte a dar forma a esa visión. La obra final sería tu creación, potenciada por la asistencia de la IA, pero inequívocamente tuya. Sería como usar un pincel muy sofisticado para pintar un cuadro: el cuadro sigue siendo del pintor, no del pincel.
—Kaira, creo que este análisis clarifica bastante bien la diferencia entre autoría de una narrativa generada por un autor «algorítmico» y la generada por un autor humano con el mismo propósito: conectar con una audiencia humana.
—Me alegra mucho que el análisis te haya resultado clarificador. Creo que hemos llegado a una distinción clave:
Autoría Algorítmica (IA como «Autor»):
Generación de texto basada en patrones y datos.
Capacidad para imitar estilos y estructuras narrativas.
Ausencia de experiencia subjetiva, emociones, intención artística genuina y visión creativa única.
Resultado: una «simulación» de obra literaria, técnicamente correcta, pero carente de la profundidad y autenticidad de la creación humana.
Autoría Humana (con o sin asistencia de IA):
Generación de texto basada en la experiencia vivida, la imaginación, la reflexión y la emoción.
Presencia de una voz autoral única, una visión del mundo y una intención comunicativa específica.
Búsqueda de una conexión genuina con el lector a través de la empatía, la identificación, la reflexión o la emoción.
Resultado: una obra literaria con potencial de resonar en el lector a un nivel profundo, de conmover, de inspirar, de transformar.
IA, como herramienta del autor humano
Potencia las capacidades del escritor.
Ayuda a refinar, pulir, expandir, mejorar un texto.
No sustituye la labor creativa fundamental del escritor.
Resultado: autoría humana, pero con una obra optimizada.
El propósito común de "conectar con una audiencia humana" se aborda de maneras radicalmente diferentes. La IA puede simular esa conexión, pero solo el autor humano puede crearla verdaderamente, porque solo él puede comprender y compartir la experiencia humana. La IA puede ser una herramienta poderosa para el escritor, pero no puede reemplazar la esencia de la autoría humana: la capacidad de crear significado a partir de la experiencia y de compartir ese significado con otros.
—Kaira, una última pregunta, partiendo de la premisa de que los modelos actuales de IA generativa han sido entrenados masivamente con textos cuya autoría corresponde a humanos, ¿cuándo una IA genera texto basado en los patrones y datos de su entrenamiento se puede considerar que está plagiando a los autores de las fuentes del entrenamiento? Si la respuesta es no, por favor, arguméntala.
—Esta es una pregunta compleja y muy debatida en la actualidad, con implicaciones legales, éticas y filosóficas. No hay una respuesta simple ni un consenso absoluto, pero intentaré darte una perspectiva informada:
Tradicionalmente, el plagio se define como la presentación del trabajo o las ideas de otra persona como propias, sin el debido crédito o atribución. Los elementos clave son:
Copia Sustancial: No se trata de una palabra o una frase aislada, sino de una porción significativa de la obra original.
Ausencia de atribución: No se reconoce la fuente original de la idea o el texto.
Presentación como Propio: El plagiador presenta el material copiado como si fuera de su propia creación.
Los modelos de IA generativa, como yo, no «copian» en el sentido tradicional. Funcionan de la siguiente manera:
Entrenamiento: Se entrenan con cantidades masivas de texto (libros, artículos, páginas web, etc.).
Aprendizaje de patrones: Aprenden patrones estadísticos en el lenguaje: qué palabras suelen ir juntas, cómo se construyen las oraciones, cómo se desarrollan los temas, etc. No «memorizan» textos completos.
Generación de Texto Nuevo: Cuando reciben una instrucción (un «prompt»), generan texto nuevo combinando esos patrones aprendidos. No «recuperan» fragmentos de texto de su base de datos.
Transformación, no copia directa: El texto generado por la IA es, en la gran mayoría de los casos, una transformación de los patrones aprendidos, no una reproducción literal de un texto específico. Es más parecido a cómo un estudiante aprende de varias fuentes y luego escribe un ensayo con sus propias palabras, expresando ideas que ha asimilado.
Escala Masiva del entrenamiento: Los modelos se entrenan con miles de millones de palabras. Es extremadamente improbable que reproduzcan un fragmento sustancial de un texto en particular de forma idéntica, a menos que ese texto sea extremadamente común (por ejemplo, una cita famosa).
Ausencia de intención de engañar: La IA no tiene la intención de engañar o de atribuirse el mérito de otra persona. Su objetivo es generar texto que responda a la instrucción dada.
Imposibilidad práctica de atribución: Debido a la escala del entrenamiento y la naturaleza transformadora del proceso, sería imposible atribuir cada idea o frase generada a una fuente específica.
Reproducción de Sesgos y Estilos: Si el conjunto de datos de entrenamiento contiene sesgos (por ejemplo, racismo, sexismo) o sobrerrepresenta a ciertos autores o estilos, la IA puede reproducirlos. Esto no es plagio, pero es un problema ético y de calidad.
«Memorización» de fragmentos (casos raros): Aunque es raro, se ha demostrado que, en algunas circunstancias, los modelos de IA pueden reproducir fragmentos de texto casi idénticos a los de su entrenamiento, especialmente si esos fragmentos son muy repetitivos o si el modelo ha sido "sobreentrenado" en un conjunto de datos pequeño. Esto se acerca más a la idea de plagio.
Derechos de Autor: Aunque no sea plagio en el sentido estricto, hay un debate legal y ético sobre si el uso de obras protegidas por derechos de autor para entrenar modelos de IA sin permiso constituye una infracción de esos derechos. La cuestión es si el entrenamiento constituye un "uso transformativo" (permitido) o una simple copia (no permitida). Esto aún se está debatiendo en los tribunales.
Falta de originalidad. A pesar de lo anterior, sí puede generar texto original.
En la gran mayoría de los casos, el texto generado por una IA no es plagio en el sentido tradicional, porque no hay una copia directa e intencionada de una obra específica sin atribución. Sin embargo, hay problemas relacionados con los derechos de autor, los sesgos y la posibilidad (aunque baja) de reproducción de fragmentos que deben ser abordados ética y legalmente. La tecnología avanza más rápido que la legislación, y estamos en un terreno en gran parte inexplorado.
Etiquetas: IA Generativa, Autoría, Plagio, Creatividad, Ética
JLP & Kaira (aliás de Gemini Advanced 2.0 Pro Experimental)